Sebastián Piñera proclama que quiere sentar las bases para asegurar energía y agua en los próximos 20 años, sabiendo que durante su período no tendrá problemas con éstos dos temas. Lo anterior no esta muy en sintonía con las acciones realizadas, sobretodo tomando en cuenta que lleva 4 ministros de energía durante su mandato, no es mucho lo que se avanza sin un jefe que indique qué hacer.
El desafío es grande, sentar las bases de la independencia energética, buscando recursos energéticos con fuertes componentes en la sustentabilidad y potencialidad de crecimiento.
En 20 años, el 2030, probablemente las reservas petroleras mundiales habrán mermardo lo suficiente para tener en serios problemas a los países como el nuestro que dependen energéticamente de otros.
El gobierno de derecha y los de la Concertación en su momento no han tenido la claridad de visión para crear dichas bases, realizando estudios sobre energía eléctrica nuclear, un tipo de energía claramente impopular y además sin una base técnica para su instalación en nuestro territorio, uno de los más sísmicos del planeta. Sólo estos dos factores debiesen ser suficientes para inhabilitar cualquier proyecto de esta naturaleza.
A lo anterior, se siguen fomentando el uso de las energías fósiles petróleo, carbón y gas natural, que además contribuyen a la huella de carbono de nuestro país. Esto con la instalación de centrales termoeléctricas basadas en pet coke y carbón, la planta de gas natural licuado (GNL) en Quintero, la posibilidad de explotar carbón en Punta Arenas, que posee uno de los carbones de peor calidad, sub-bituminoso, con poco poder calorífico y con altos contenidos de azufre y nitrógeno (fuentes de SO2 y NOx origen de la lluvia ácida). En resumen, no existe en nuestro país una política que nos indique a qué tipo de energías vamos a darle prioridad o quizás me equivoco, y sí existe la política de fomentar las energías contaminantes (SO2, NOx, CO2 que contribuyen a la contaminación y huella de carbono) más que las energías menos contaminantes, las que no son fomentadas y además deben de crear su propio nicho en un ambiente de libre mercado en donde claramente las energías renovables no convencionales (ERNC) no pueden competir sin el auxilio del Estado, tal como ha ocurrido en los países europeos, ya que los precios de entrada de las ERNC aún se encuentran muy por encimas de las energías tradicionales.
¿Debemos esperar a que el petróleo suba sobre los US$ 200,00 para comenzar a usar biomasa u otra alternativa?
¿Debemos esperar a que los países desarrollados se pongan de acuerdo y penalicen la huella de carbono y recién se comience a buscar alternativas?
Políticas energéticas significa determinar los caminos a seguir y fomentar dichos caminos y no dejarlos en manos del libre mercado.
No podemos esperar que con la energía ocurra lo mismo que con la educación, que en 20 años más, nos demos cuenta que el libre mercado no es quien debe decidir qué tipo de país queremos, sino que somos nosotros, ciudadanos, políticos y gobierno quienes debemos hacerlo hoy.
sábado, 23 de julio de 2011
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